Hace un par de semanas recibí un correo de Antoni Gutiérrez-Rubí, en el que me invitaba a la presentación de su nuevo libro «La transformación digital y móvil de la comunicación política«.
Había un par de opciones para el jueves, pero la propuesta de Antoni mereció la pena. Aprovechó la ocasión para organizar una mesa redonda, que tuvo lugar en el Espacio Fundación Telefónica, con tres ponentes interesantes: Fernando Vallespín, Catedrático de Ciencia Política de la UAM; Yolanda Quintana, periodista especializada en comunicación y movimientos sociales; e Inma Puig Santos, politóloga, experta en asuntos públicos.
La discusión de la mesa redonda fue ágil y tocó varios aspectos del cambio que hemos vivido en las campañas electorales con la popularización de los dispositivos móviles (podéis ver algunos tuits con el hashtag #PolíticaDigital). Pero en este post quería recoger la introducción que hizo Antoni, en el que desgranó los siete cambios que, a su juicio, se han producido en la comunicación política y en la propia actividad de la Política.
7 ideas de @antonigr sobre la transformación digital y móvil de la comunicación política
La idea de fondo la explica el mismo Gutiérrez-Rubí: «El nuevo Life Mobile Style transforma el comportamiento social e individual, provocando mutaciones en las pautas de consumo, del uso personal y profesional de las tecnologías y de las redes sociales, que son bien conocidas por el mercado e ignoradas -aunque cada vez menos- por la política, que ha visto como la tecnopolítica puede cambiar las reglas del juego democrático». Pero, ¿cuáles han sido realmente los cambios que se han producido en los últimos meses?
1. De la publicidad a las conversaciones
La publicidad electoral apenas tiene credibilidad. Los partidos deberían reorientar la inversión publicitaria a una generación de conversaciones, en el que la ciudadanía pudiera interpelar a los políticos. Ganan los partidos que fomentan el vínculo entre representados y representantes, para re-generar confianza.
2. De las sedes a las redes
Antoni señalaba que los partidos deben acudir allí donde se encuentra la ciudadanía. Remarcó que la tanto la «opinión pública» como la «opinión publicada» están obsoletas, pues lo que mueve al electorado es la «opinión compartida», es decir, el marco que queda establecido en el imaginario público tras las discusiones de los diversos actores sociales y ciudadanos en las redes sociales y medios de comunicación.
Hasta tal punto que si los políticos quieren comunicarse en esta nueva etapa deben olvidar la jerarquía, el control y dejar que el resultado desborde a la estrategia y al proyecto inicial del partido político.
3. De las consignas a las ideas
Los partidos deben dejar de centrar sus esfuerzos en llenar los mítines (como ha ocurrido en Valencia tanto al PSOE como al PP), para reunir a la gente que quiera contribuir al debate político con ideas y propuestas, que ellos mismos difundirán y, en cierto sentido, protagonizarán.
Poco más adelante, en la mesa redonda, Yolanda Quintana señaló que el éxito de Ahora Madrid había sido precisamente el desbordamiento, los procesos y acciones distribuidas y colaborativas.
4. De la militancia al activismo
Con respeto, pero con contundencia y con un sutil toque de ironía, Antoni remarcó que no puede ser que el cargo de secretario de organización de los partidos sea el nº 2 ó 3, y que no haya «secretario de generación de talento» o similares. Y señaló que ganan los partidos políticos que entienden que la mejor campaña es la que hace la gente, militantes o simpatizantes; no los que simplemente piden que se repitan sus consignas; ganan los que realizan un buen análisis emocional de la sociedad para potenciar la difusión del mensaje.
5. De la Televisión a las multipantallas
Quizá éste sea el cambio más llamativo de la última campaña electoral. Los nuevos partidos han sabido combinar el plató de Tv con la conversación social en redes sociales, incluso en tiempo real. Porque lo importante no es el share del programa sino los minutos de conversaciones generados.
6. De los especialistas a las multitudes inteligentes
Los partidos políticos deben diseñar una dinámica y deben crear una estructura que potencie lo que haga la gente. Los ciudadanos ya no aceptan una esfera pública única y los líderes se construyen compartiendo. Por cierto que, en el debate posterior, Vallespín puso el contrapunto a Antoni diciendo que, todavía «las consignas se disfrazan de ideas, se formulan como historias y simulan una multitud inteligente»
7. Casas o causas
La «causa» es transversal y evita el prejuicio. A la gente le interesa la causa, no el partido. La «causa» es el elemento central de la comunicación política. Hoy los ciudadanos cogen de aquí y allá y se hacen su propio “menú ideológico”, explicó más tarde F. Vallespín.