Youtubers y VineBoys… para quienes no estamos en ese mundo es asombroso comprobar cómo gente de 20 años tiene millones de seguidores en YouTube o en Vine. Algunas marcas ya se han dado cuenta de su proyección y se han lanzado a la caza y captura, pero quizá sin comprender las reglas de su juego.

Esta mañana he visto el tuit de Domingo Legua (@dominlegua).

Jerome Jarre  es «el chico que no vendió su cuenta de Vine»: ahora mismo tiene 7,5 millones de seguidores y su último vine tiene más de 185.000 visitas. Tentador, ¿verdad?

Vine cerró, pero en YouTube existen cientos de vídeos de Jerome Jarre

En uno de los vídeos, una empresa le prometió un millón de dólares por una campaña de publicidad. El requisito consistía en permanecer en Nueva York durante un año. El chico lo pensó y, fiel a su lema, rechazó la oferta. 

En España llevamos un tiempo con el debate sobre la contratación de influencers para campañas en redes sociales y blogs. La práctica más extendida se queda en lo cualitativo: su número de seguidores e interacciones, y se olvida de diseñar de forma personalizada el mensaje y la interacción que puede tener en los días siguientes. 

¿Cómo podrían haber convencido a un influencer como Jerome?

  1. Cuéntale la campaña e involúcrale en la creación: ¿le gusta?, ¿qué podría hacer sin traicionar su forma de interactuar con sus seguidores?
  2. No le impongas -al menos totalmente- el mensaje (es cutre y contraproducente ver cómo algunos tuiteros escriben el mismo texto en sus tuits publicitarios). Él conoce mejor que nadie a sus seguidores: dará con el tono y el estilo del mensaje adecuados.
  3. Establece -al margen del aspecto económico- de qué forma le puedes ayudar a él. Que tenga millones de seguidores no quiere decir que no tenga necesidades (quizá más importantes que el dinero). 

Jerome está ahora en México y ha viajado por muchos países. Desconozco cuál era la compañía que le quiso contratar y en qué consistía la campaña de publicidad, pero decirle que se quedara en Nueva York no fue una buena idea…