Hace unos años el escritor Francisco Umbral protagonizó uno de los episodios más parodiados… En el programa «Queremos Saber» de Mercedes Milá la presentadora se fue por los cerros de Úbeda, y el escritor madrileño le dijo de mala manera: «He venido a hablar de mi libro y no de lo que opine el personal, que me da lo mismo, que para eso tengo mi columna diaria, de modo que si no se habla de mi libro, me levanto ahora mismo y me voy».
Evidentemente con esa salida puso al público en su contra: por prepotente, por despreciarlo, por «ir a lo suyo». Y, pese a que en su caso lo hizo de modo brusco, muchas empresas se comportan o comunican de modo unidireccional con su público: hablan, pero de lo suyo y sin aceptar críticas.
Hace unos días me llamó un buen amigo para pedirme que le echara una mano con un vídeo que quería editar con motivo del cónclave. Quería que fuera sencillo, con un mensaje positivo y… protagonizado por niños. Empecé a darle vueltas y, al cabo de unas horas, surgió la historia.
Cuando vi el vídeo tuve la sensación de que habían plasmado el guión mucho mejor de lo que me había imaginado… En dos días tiene más de 20.000 visitas: la cámara de Chechu, el grafismo de Pablo Larrocha, el buen trabajo de Eva Latonda con los actores, y la producción ejecutiva de Miguel Ángel Sánchez del Moral tienen la culpa del éxito de este vídeo.
Pero, ¿qué tiene que ver Francisco Umbral con un vídeo de niños?
Un mensaje debe cumplir una serie de requisitos formales y técnicos para que sea aceptado por la audiencia a la que se dirige, y más si pretende persuadir o tiene como objetivo que la gente actúe en un sentido u otro. Aquí van algunas características del mensaje:
1. Empatía: puedes ser serio o simpático -en este vídeo se juega con el humor-, pero en ningún caso puedes ser prepotente, por mucho que tengas razón. Que el actor no sea un teólogo sino unos niños hace que la gente esté más abierta al mensaje: su sencillez es desarmante y su alegría contagiosa.
2. Mensaje positivo, abierto a quien quiera escuchar: nadie «compra» un mensaje impuesto, cerrado, e indiscutible. En este caso se trata de transmitir que los católicos queremos al Papa sea quien sea. Los mensajes breves y propositivos, envueltos en una estética «Benetton» y con una buena música refuerzan este objetivo.
Un momento del rodaje de «Niños imaginan el próximo Papa» |
3. Sencillez sin frivolidad: el argumento que se utiliza es sencillo, pero profundo. Los católicos consideramos que el Papa es el vice-Cristo, es decir, representante de Cristo en la tierra. Al margen de que tenga unas cualidades u otras o que sea «blanco, negro o amarillo», como van diciendo los niños del spot.
4. Transmitirlo en el momento oportuno: Es una experiencia común que, cuando estás pensando en comprar un producto -una moto p.ej.-, de repente te parece que hay más anuncios de motos en la TV o ves más motos por la calle, precisamente de la marca que buscas… No hay ninguna confabulación, simplemente es que prestamos más atención a lo que nos interesa. ¿Por qué este vídeo tiene una buena difusión en tan pocos días? Es obvio, el cónclave interesa mucha gente, y busca información para satisfacer su curiosidad. Si eres el primero, y además lo haces de forma original, el efecto multiplicador es imponente…
Otros post relacionados:
– «Cómo conseguimos 400 vídeos de todo el mundo para el aplauso más largo de la historia«
– «Un nuevo «biotipo» episcopal y El País que confunde a sus lectores«