Hace quince días desarrolle brevemente la primera parte de la presentación «Cómo sobrevivir a un debate o a una entrevista» (descargable en formato PDF). Hoy querría insistir en algunos aspectos relacionados con el mensaje y la estructura de las intervenciones públicas de un portavoz.

1. Organización el mensaje y la clave del éxito

a) El cuerpo humano como metáfora de la elaboración del mensaje.

  • Huesos: una frase sencilla que contenga sujeto, verbo y predicado. Es la parte que sustenta el cuerpo, el núcleo que determina el resto. Por tanto debe ser comprensible por tu público objetivo.
  • Músculos: datos y argumentos que avalen el mensaje. Los músculos dan consistencia y fuerza al mensaje. Y los datos de terceras personas o instituciones otorgan credibilidad a tu propuesta.
  • Piel: historias y anécdotas que refuercen y pongan rostro al mensaje. Es la parte emocional que acerca tu mensaje al público objetivo y lo predispone a escucharte favorablemente.

b) 3 reglas para conseguir que tu mensaje llegue al público que deseas.

  • Repetición del mensaje: con las mismas palabras u otras. Se trata de combinar nuevos datos y argumentos, historias mejores para que el mensaje cale en la gente.
  • Ampliación sucesiva de la historia: en ocasiones, especialmente cuando se tiene una postura difícilmente aceptable, el público no nos cree a la primera. Se necesita superar las capas de escepticismo o animadversión elaborando ondas en nuestro mensaje hasta que llegue a la orilla.
  • Prever y organizar los elementos del mensaje: es importante acertar en el orden de los factores, que en oratoria sí alteran el producto. ¿Comenzamos con una postura emotiva o racional?, ¿cuándo soltamos los argumentos más contundentes? En gran parte dependerá del entrevistador o de las fortalezas y debilidades de nuestro «oponente» en el debate.

2. Cómo construir puentes (o cómo salir de la esquina del ring)

Hay momentos de un debate o de una entrevista en la que nos acorralan con preguntas cerradas y directas, o nos tienden una trampa con una buena combinación de preguntas abiertas/cerradas con las que nos hacen caer en pequeñas contradicciones, etc. ¿Cómo salir de la esquina del ring? Construyendo un buen puente…

Se trata de utilizar la pregunta para hablar de nuestro tema o mensaje.

Ante la mayoría de las preguntas o cuestiones que nos planteen tenemos tres opciones al menos: generalizar, concretar o… cambiar de tema. Lo explico en un post anterior que titulé «Construir puentes: el arte del portavoz».

La clave está en comprender que no estamos obligados a responder directamente a las preguntas -salvo un imperativo ético o legal-. Sin mentir, sin engañar o manipular, se trata de utilizar la pregunta para hablar de nuestro tema o mensaje. Y la generalización, la concreción, o el cambio de tercio son muy útiles. Aunque también dependemos de la habilidad e inteligencia del entrevistador o de quién tengamos enfrente en el debate.